Al Thani cobra las facturas del puerto de La Bajadilla y no paga a contratas

 
La Bajadilla existe más allá de un montaje infográfico con un enorme muelle circular, un hotel en plan Dubai y unos enormes edificios de oficinas por detrás. Es un puerto deportivo a la entrada de Marbella, al lado del puerto pesquero, con una fila de casitas pequeñas de pescadores en el borde norte y pequeños restaurantes que huelen a sardina y ensalada de pimientos. La Bajadilla es una realidad que en campaña electoral fue un sueño con un jeque Al Thani y la promesa de cientos de puestos de trabajo. 

La realidad ahora es que NAS Marbella es la empresa que gestiona aquello, una sociedad de Al Thani, con cuatro millones de euros de capital social, una propuesta de sanción económica a la Agencia Tributaria por parte de la Empresa Pública de Puertos de Andalucía (EPPA) de 30.000 euros, un folio colgado en la puerta de las oficinas con las nuevas tarifas de los atraques y dos empleadas que no abren la boca sin permiso.
En un mediodía soleado, uno de los arrendatarios de los atraques cuenta que él ya ha pagado a NAS pero que no todos lo han hecho: «Hay cierta inseguridad jurídica. Con el rescate iniciado, después de meses en los que no se han pasado facturas…ha habido propietarios de barcos que se han marchado». Según cuentan, han sido varias las reuniones que han mantenido con Jesús Nuño, el representante del jeque. Fuentes de la Junta, además, dicen que la adjudicataria no ha pagado todavía a las empresas de limpieza y mantenimiento, que tenía obligación de mantener. Son subcontratas grandes y aguantan pero desde la Junta están preocupados: «La Bajadilla era un puerto rentable y con buena fama. Nos da miedo que esto acabe con aquello hecho unos zorros», dicen las fuentes. «Es un precedente peligroso para otros puertos, el que se pueda estar sin cobrar y sin pagar», añaden al respecto.
En un bar cercano, dentro del recinto, una de las encargadas cree que la paralización de lo que la alcaldesa, Angeles Muñoz, vendió como sueño electoral, con vecinos apuntándose a cursos de profesiones náuticas incluidos, se debe en exclusiva a que «al jeque no le dejan hacer el hotel». Es lo mismo que dice una señora que pasea a su perrito por uno de los pantalanes, vecina de las casitas bajas de pescadores: «Es que no le dejan hacer lo que quiere. Pero la alcaldesa se está moviendo bien», explica.
Claramente, es un discurso que ha calado, aunque no exista pronunciamiento oficial sobre la torre hotelera proyectada, aunque la explotación de un establecimiento hotelero no estuviera en el pliego de condiciones del concurso que se llevó la UTE de Al Thani, la sociedad deportiva municipal del Puerto Deportivo y el Ayuntamiento de Marbella. Es más, según fuentes de la Junta, en la alegación que ha presentado el representante legal del jeque, Jesús Nuño, para justificar incumplimientos y paralizar el expediente del rescate «no se hace en ningún momento mención al hotel. Se trata de cuestiones jurídico financieras».
Además, cuentan que el hotel se presentó como una variante, porque si hubiera estado en el proyecto tal cual no hubiera sido aceptado. Según las mismas fuentes, la jugada pasa por dilatar todo el proceso lo suficiente como para que la adjudicataria pueda vender el 49% de las participaciones a otro inversor, ese misterioso del que habla el arquitecto José Seguí, autor del proyecto de ampliación, al explicar su demanda por impago a la adjudicataria.
El inversor internacional, según la Junta, estaría más relacionado con las gestiones de la alcaldesa, Angeles Muñoz, que del arquitecto, que pide al jeque tres millones de euros por el proyecto inicial. Uno de los motivos por los que se inicia el expediente de rescate es precisamente porque los representantes del jeque no entregan nunca un proyecto constructivo que desarrolle aquel dibujo con la ampliación circular de este puerto.

Fuente: ElMundo.es

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