El color llena de vida La Concepción


Primavera es sinónimo de color y vida en el jardín botánico-histórico de La Concepción. Las flores de color lila exuberante de la glicinia que ya han florecido sobre el mítico cenador anuncian la llegada de la nueva estación que ha empezado a teñir con su paleta de colores este espacio verde lleno de esplendor. Es una de las joyas botánicas más valiosas de toda Europa y en esta época del año aún más si cabe. Sus alrededor de 160 años de existencia le han valido para atesorar más de 5.000 plantas de unas 500 especies tropicales y subtropicales distintas, que pocos se quieren perder. 

Las pequeñas flores color crema del oloroso jazmín de China, el rojo intenso del hibisco, la colorida y exhuberante ave del paraíso y el naranja fuego de la clivia procedente de Sudáfrica ya se pueden admirar en el jardín, al que desde ahora se podrá llegar en el autobús turístico con un precio fijo de 1,30 euros. Hace poco más de dos semanas que comenzó la primavera, pero aún el espectáculo de la floración está por llegar. Las intensas lluvias de este año y unas temperaturas que aún no acompañan han retrasado un poco la floración, según explicó la responsable de investigación botánica del jardín, Blanca Lasso de la Vega, con respecto a otros años y lo mejor aún está por llegar entre junio y julio "ya que al ser el 90% de las especies subtropicales necesitan más calor para florecer". 

Pero solo ha hecho falta que el mercurio suba ligeramente en los termómetros en la última semana para que la glicinia, la espectacular planta trepadora exhiba sus primeras flores sobre la estructura de hierro, original de la época y hecho en la fundición de los altos hornos del empresario de Manuel Agustín Heredia, y los árboles cercanos en los que lleva nada menos que 160 años en este espacio que atesora un impresionante y único patrimonio vegetal desde el siglo XIX. 

Y, así como de día luce un extraordinario arco iris de colores, por la noche el encanto del jardín muestra su lado más romántico. El pasado sábado por la noche fueron más de 300 los visitantes que pudieron disfrutar de una ruta nocturna llena de sorpresas en esta joya botánica, una de las más valiosas de toda Europa, cuyo origen se remonta a la luna de miel de dos de las personas con mayor abolengo de la Málaga de mediados del siglo XIX. Amalia Heredia Livermore se casó a los 20 años con Jorge Loring Oyarzabal, ocho años mayor que ella y ambos hijos de prósperos empresarios asentados en la ciudad. Era mayo de 1950 cuando el recién estrenado matrimonio se embarcó en un largo viaje que duró seis meses que los llevó a visitar museos, bibliotecas, monumentos, parques y jardines de Europa y que les abrió los ojos al mundo de la cultura y del paisaje. La huella que dejó su luna de miel marcó, según explicó Daniel Martín, uno de los guías de la entretenida visita nocturna, que luego plasmarían en el jardín de estilo paisajista inglés. 

Fue Amalia la que tuvo un papel más relevante en la creación del majestuoso jardín, como lo contó ella misma representada por una actriz en la explicación que dio a los visitantes en la biblioteca de la rehabilitada casa palacio. Pero no lo hizo sola, para ayudarla a plasmar su idea contrató a un jardinero francés llamado Chamousst que le dio la nueva imagen a la residencia veraniega de la prestigiosa familia. 

Pero La Concepción no era sólo un conjunto botánico. El matrimonio albergó una colección arqueológica que llegó a ser de las mejores de Europa y que inició Jorge Loring, que también apareció por sorpresa en la visita nocturna para mostrar el museo loringiano del jardín. 

Por su belleza, riqueza y originalidad, es una visita que nadie se debe perder.


Fuente: MalagaHoy.es

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